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Las declaraciones de Creparula: de las falsedades a la mediocridad

Ya casi nada nos sorprende de los desmanejos de un gobierno que, pasados varios lustros de gestión, aún no tiene un Plan de Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos. Así como se lee: no lo realizó ni antes de que la Ley 13.592 lo exigiera en 2010, ni después.


Hoy, sin embargo, el Director de Ambiente nos sorprende una vez más, afirmando que desconoce que la última fase del relleno sanitario (iniciada en 2014) cumplió su vida útil y cerró hace meses la última celda prevista para la descarga de residuos. Dice desconocer que había una parte del terreno del relleno reservada para una planta de tratamiento de residuos (que es la que hoy permite estirar la vida útil del mismo), cuando esto figura en el contrato de servicios que firmó USICOM con el Municipio de Tandil.


Héctor Creparula, Director -por defecto- de Medioambiente. Foto: El Eco de Tandil


Se cierra una celda y se abre otra, dice. Como si se tratara de abrir y cerrar un cajón, y no de dedicar cada año una superficie productiva del tamaño de una cancha de fútbol a enterrar residuos que corren el riesgo de contaminar las napas de agua (si no lo están haciendo ya), que emiten enormes cantidades de gases de efecto invernadero y que tiene costos millonarios, a la vez que se desperdician toneladas de materiales recuperables.



La evolución del Relleno Sanitario de Tandil, que hoy sigue recibiendo RSU sólo porque se destinó para esto un predio que estaba reservado para una Planta de Tratamiento. Foto: Google Earth


Pero también nos sorprendió, hace una semana, cuando leímos que ante la preocupación de los alumnos de 6to grado del colegio Aprenderes por el Basural cercano a la porteña, el funcionario declaró que ante las denuncias públicas de vecinos u organizaciones el Municipio de Tandil “no se ve obligado a actuar”. Como cuando se limitó a decir que “si se rellenan cavas con residuos, se está incumpliendo la ordenanza”, como si el Municipio no tuviese nada que ver. Como si él mismo no pudiese realizar una denuncia judicial ante semejante aberración, como hizo en 2017 el concejal integrante de la Mesa GRISU Rogelio Iparraguirre con el basural de la Ruta 30 que unos días después el Municipio se ocupó de tapar con tierra para que siga todo igual.


Tanto con sus declaraciones como con su inacción, Creparula demuestra una falta de compromiso ambiental total y una elocuente falta de amor por lo que hace. Y así estamos.

En sus últimas declaraciones, reniega de los principios básicos de gestión de residuos presentando la separación en origen como una responsabilidad individual, ajena a las acciones del Municipio, mientras que minimiza el trabajo que realizan recuperadores y las organizaciones, clasificando y acondicionando los residuos reciclables para que puedan ser efectivamente recuperados. Por otro lado, omite decir que la mayoría de lo que se recupera pasa por la Cooperativa de Recuperadores, que funciona prácticamente sin apoyo municipal.


A su vez, admite que lo que “ellos trabajan”, es decir, donde deposita mayoritariamente los recursos el Municipio, es muy acotado, insignificante. Excelente resumen de la política de gestión integral de los RSU del Municipio de Tandil, que es, en efecto, insignificante. Pero el Director de Ambiente parece contento, comparándose con ciudades que, con mucho menos recursos y sin una Universidad como la UNICEN, efectivamente presentan situaciones peores. Qué mediocridad.


Un pedido de acceso a la información pública sin responder

Como si esto fuera poco, la falta de seriedad de los funcionarios municipales alcanza también otras dimensiones: desde la Mesa seguimos esperando la respuesta a un pedido de acceso a la información pública presentado el 17 de agosto. Se vencieron obviamente todos los plazos que la ordenanza prevé y no nos dieron una sola explicación. El Municipio demuestra una vez más que las instituciones, bien gracias.




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