En estos días se volverá a debatir la permuta de terrenos que plantea el Municipio de Tandil para ampliar el relleno sanitario actual. Más allá de si corresponde o no afrontar esa adquisición mediante este instrumento (un tema de debate también importante), en este artículo analizaremos el “proyecto” que acompaña esta propuesta. Esta información se encuentra en el Expediente que ingresó a las Comisiones legislativas bajo el Asunto 792-22. Adicionalmente, analizaremos algunas declaraciones al respecto realizadas durante la presentación del “proyecto” por Mario Civallieri (jefe del bloque oficialista) en la sesión del Concejo Deliberante del 29/12/22 y algunas notas periodísticas.
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Gestiones que llegan muy tarde
Lo primero que podemos señalar es que es evidente que las gestiones para ampliar el relleno comenzaron demasiado tarde. Cabe recordar que desde la Mesa GIRSU alertamos, en marzo del 2021, que la situación del espacio disponible en el relleno sanitario era muy preocupante. Entre otras cosas, nos preguntábamos: “¿Cuánto tiempo llevará encontrar un lugar adecuado para el nuevo relleno (estudio de factibilidad, consulta pública, evaluación de impacto ambiental, etc.)?”.
Surge del Expte. que el 5 de abril del 2021, es decir, dos semanas después de que pusiéramos este tema en la agenda mediática, la Dirección de Ambiente genera la Solicitud de Gastos N° 1720 por $ 50.000.000 para la adquisición de tierras para la disposición final de residuos. Unas semanas después se adjunta un llamado a Licitación Pública, aunque el mismo no prospera porque el gasto no tenía una partida asignada en el presupuesto vigente y porque no había fondos de libre disponibilidad para este gasto (p. 128).
Esto significa que en abril la Dirección de Ambiente solicita un gasto de 50 millones de pesos que no había sido previsto 6 meses antes, al momento de realizar el Presupuesto 2021. Todo indica que nuestros cuestionamientos tuvieron efecto pero que, ante la falta de planificación y la improvisación, sumado a la decisión de no usar fondos de libre disponibilidad para esto, no hubo posibilidad de avance.
Unos meses más tarde, el Ejecutivo decide incluir en el presupuesto 2022 una partida a tal efecto, aunque aparentemente condicionada al ingreso del cobro de una deuda de 63 millones que el gobierno provincial comenzó a contraer en 2019. Mientras tanto, en el relleno sanitario se usaba la última celda disponible para disponer los residuos.
Pasó todo un año hasta que, el 5 de mayo de 2022, USICOM S.A., a cargo de la gestión del relleno, manifestó en la reunión de la Comisión de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos, que “resulta imprescindible y de suma urgencia contar con un nuevo predio” (p. 129). Se había comenzado a utilizar como celda de relleno la parcela originalmente destinada a una planta de tratamiento (incluida en el proyecto de ampliación del relleno de 2014). Es decir, los últimos metros cuadrados disponibles del predio.
Todo indica que nuestros cuestionamientos tuvieron efecto pero que, ante la falta de planificación y la improvisación, sumado a la decisión de no usar fondos de libre disponibilidad para esto, no hubo posibilidad de avance.
Ante la incertidumbre relacionada al pago de la deuda de la Provincia, es esta misma Comisión la que sugiere analizar la permuta de tierras como una opción, dando lugar al expediente que ahora se analiza.
El avance “silencioso”
Cuando fue necesario avanzar en el Concejo Deliberante, ya que para la permuta se necesita una mayoría que el Ejecutivo no tiene, desde el gobierno justificaron la escasez de información y la ausencia de diálogo con una supuesta necesidad “estratégica” de mantener en “silencio” la búsqueda de un terreno, por cuestiones del mercado inmobiliario.
Si bien la idea de la discreción (que nunca se tuvo) puede tener sentido (o no, en realidad) para la operación inmobiliaria, esta justificación no corre para la propuesta de tratamiento de los RSU que se plantea para esta “nueva etapa” del relleno y de la gestión de los residuos de la ciudad. La mediocridad de la propuesta es una evidencia concreta de la falta de una evaluación experta.
El “anteproyecto” de tratamiento de los RSU: un mamarracho conceptual
Vale aclarar que la propuesta que el Municipio presentó al Ministerio de Ambiente de la Provincia para el tratamiento de los RSU no fue puesta en discusión ni siquiera en los ámbitos que el mismo gobierno impulsó, como la Mesa de Residuos del ABC. Si hubiese sido así, quizás hubiéramos podido advertir de los serios errores conceptuales e inconsistencias que la misma contiene.
Algunas cuestiones técnicas
De acuerdo al documento realizado por la Dirección de Ambiente municipal, la biodigestión de residuos orgánicos es “el Norte” de la propuesta de gestión de los RSU. La digestión anaeróbica o biodigestión es un proceso microbiológico por el cual la materia orgánica se descompone en ausencia de oxígeno en tanques reactores herméticos (Vögeli et al, 2014). Se trata de una tecnología delicada, para la cual es necesario clasificar cuidadosamente el sustrato que se ingresa y garantizar condiciones de funcionamiento adecuadas (relación Carbono/Nitrógeno, T°, control de inhibidores, etc.).
La propuesta de tratamiento no se debatió en la Mesa de Residuos del Acuerdo del Bicentenario. Si hubiese sido así, quizás hubiéramos podido advertir de los serios errores conceptuales e inconsistencias que la misma contiene.
En este sentido, la Dirección de Ambiente plantea en realidad la construcción de dos plantas industriales de alta complejidad: una planta de separación de residuos en destino y la de biodigestión. La primera recuperaría residuos reciclables por un lado (no se aclara qué sucedería con ellos, aunque figura USICOM como gestionario de los mismos), los orgánicos por otro, y se obtendría también un rechazo. Este último sería dispuesto en el nuevo predio de relleno sanitario. En total se trata de una inversión de más de 10 millones de dólares, para lo cual se solicita financiamiento al Banco Interamericano de Desarrollo a través del Ministerio de Ambiente de Nación.
Es importante remarcar que en cualquier relleno sanitario se generan gases por la descomposición de los residuos. Se trata también de un tipo de biogás, en el cual una parte importante es metano (CH4), con lo cual es posible capturarlo y utilizarlo, ya sea para quemarlo y enviar a la atmósfera CO2 en lugar de CH4 ya que este último tiene un potencial de efecto invernadero mucho mayor, ya sea para producir electricidad como realiza por ejemplo el CEAMSE en el relleno de Ensenada (el relleno ya no funciona pero se siguen generando gases; ver también acá). Esta tecnología es llamada captación de biogás del relleno sanitario, y la Facultad de Ingeniería de la UNICEN fue pionera en Argentina implementando esta tecnología en el relleno sanitario de Olavarría.
Figura 1: A la izquierda, captura de biogás en el relleno de CEAMSE en Ensenada. Los caños verticales canalizan el gas que se genera bajo tierra y que se inyecta en un caño principal horizontal; A la derecha, una planta de biodigestión. Fuente: Observatorio metropolitano (izq) y Grupo Novelec (der)
Ahora bien. Como venimos de explicar, la captura del metano que se genera en los rellenos sanitarios es una cosa muy distinta a la biodigestión de residuos orgánicos. Sin embargo, en la propuesta de la Dirección de Ambiente, al cabo de unos párrafos encontramos esto:
Este párrafo, tomado del documento presentado al Concejo (p. 29), como muchos otros más (ver también p. 48), muestran que la Dirección de Ambiente confunde la producción de biogás en un biodigestor y la captura de biogás del relleno, que son dos tecnologías completamente distintas (ver Figura 1). Esto se comprueba en el mismo párrafo citado: si bien la poda puede generar biogás en un relleno, su estructura y composición (lignina) la hacen completamente inadecuada para ingresar en un biodigestor. Lo mismo ocurre con los textiles que hoy en día contienen grandes proporciones de fibras sintéticas en la mayoría de los casos, ni que hablar de los pañales. Y se incluye a los papeles y cartones que no deberían ingresar al biodigestor y ser separados para ser reciclados.
Pero como si esto fuera poco, el esquema que acompaña esa incongruencia (ver Figura 2) es de otro proceso, que difiere tanto de la captura de biogás como de la biodigestión. Se trata de la gasificación de residuos orgánicos, es decir (otro) proceso, termoquímico, en el cual la fracción orgánica es transformada en un gas combustible de bajo poder calorífico llamado syngas (Márquez-Benavides et al., 2011, p. 74). Esto ocurre a una temperatura determinada en presencia de un agente gasificante (puede ser aire, oxígeno o vapor de agua) (ibídem).
Figura 2: Esquema de proceso de gasificación que acompaña la mención de la captura de biogás del relleno citada cuando se propone la biodigestión. Fuente: Asunto 792-22, p. 48.
Es realmente difícil de entender que pueda haberse pedido semejante financiamiento sobre la base de una carpeta como esta. La única definición correcta que tiene es un copiar-pegar del Manual del Biogás de la Provincia de Buenos Aires (p. 53 del expediente; sin la correspondiente cita, obviamente).
Es realmente difícil de entender que pueda haberse pedido semejante financiamiento sobre la base de una carpeta como esta.
Cabe destacar que la empresa que propuso el proyecto al Municipio de Tandil (Mercados Renovables SRL) no tiene ningún proyecto similar en su historial si tenemos en cuenta que, como explicó su representante en una nota para ABC Hoy, tienen un solo antecedente de estas características en el Municipio de Linares, en México (Nuevo León). Lo que no precisó es que el clima en esa región es subtropical húmedo, con una temperatura media de 22 °C, casi 10 grados más que el promedio de Tandil. Podemos preguntarnos cuánta energía consumirá la planta de biogás para mantener la temperatura necesaria al proceso y cuánta energía neta entregará (o consumirá). Es también curioso que el encargado hizo referencia a una inversión de entre 3 y 4,5 millones de dólares en 2020 pero en 2022 la inversión necesaria pasó a ser de 10,65 millones de dólares. Sin contar que no se mencionan los costos operativos y qué porcentaje de estos será en pesos y cuánto en dólares (la maquinaria será importada de Italia y Alemania).
No se mencionan los costos operativos y qué porcentaje de estos será en pesos y cuánto en dólares (la maquinaria será importada de Italia y Alemania).
La literatura de la gestión de los residuos en los países en desarrollo está plagada de casos de grandes inversiones financiadas por organismos internacionales que no sólo no mejoran la situación de base, sino que deben ser abandonadas por ser financieramente insostenibles (Scheinberg et al., 2010).
El documento “Opciones para el aprovechamiento energético de residuos en la gestión de residuos sólidos urbanos. Guía para los Responsables de la Toma de Decisiones en Países en vías de Desarrollo y Emergentes” de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), lo deja así muy en claro:
Los responsables de la toma de decisiones a nivel nacional y local en países de vías de desarrollo y emergentes, podrán verse tentados por proveedores de tecnologías que prometen que las plantas de aprovechamiento energético de residuos resolverán sus problemas de disposición final de desechos, crearán oportunidades de negocios lucrativos y contribuirán en forma positiva al suministro de energía. Como tal, los residuos parecen ser un sustrato ideal para la recuperación energética. Hasta ahora, sin embargo, sólo un número limitado de proyectos implementados en países en vías de desarrollo y emergentes ha sido operado con éxito en el largo plazo.
Algunas experiencias positivas hasta la fecha están relacionadas con el coprocesamiento con tecnología de punta en hornos cementeros y la recolección de gases de relleno sanitario. No obstante, actualmente casi no existen digestores anaeróbicos alimentados con RSU orgánicos separados en operaciones exitosas a gran escala en países en vías de desarrollo, ni tampoco hay más de un número reducido de incineradores de basura operando en forma continua en países en vías de desarrollo en África o Asia. Las tecnologías alternativas como la pirólisis y la gasifcación nunca pasaron más allá de la escala piloto (ni siquiera en países industrializados) para fracciones de RSU mixtas.
No obstante, las tecnologías de aprovechamiento energético de residuos pueden mejorar la gestión de residuos en las ciudades de rápido crecimiento de países en vías de desarrollo y emergentes, pero su aplicación es compleja y debe considerar, entre otras, las siguientes circunstancias específicas:
Menor poder calorífico de los RSU que en países industrializados debido al alto contenido de humedad (alto contenido orgánico) y contenido mineral en los residuos (ej. cenizas, residuos de construcción y demolición);
Cambios estacionales sustanciales en la composición de los residuos (patrones de consumo cambiantes durante temporadas festivas, cosechas estacionales);
Práctica limitada de separación de residuos en el punto de origen, una condición previa para la digestión anaerobia;
Modelos de negocios y de operación endebles;
Falta de conocimiento sobre cómo operar y dar mantenimiento a plantas de aprovechamiento energético de residuos;
Altos costos de inversión y operación que no se pueden recuperar mediante las tarifas existentes y los ingresos adicionales generados de la venta de energía únicamente;
Atención a los problemas relacionados con el sustento de las personas marginadas y trabajadores del sector informal dependientes de la disponibilidad de materiales reciclables en los residuos;
Falta de monitoreo e insuficiente aplicación de estándares ambientales, que resulta en problemas de salud pública.
GIZ (2017, pp. 12-13)
Para que no queden dudas sobre la falta de seriedad del “proyecto”, cuando el concejal de Juntos Mario Civallieri presentó la tecnología en el Concejo Deliberante, la definió así: “para explicarlo claramente, es lo mismo que un compostaje comunitario que en vez de llevarlo a cabo en un tambor en el patio de una casa, se lleva a cabo en un recinto en un recipiente mucho mayor, mucho más grande”.
Esto es otra aberración conceptual, ya que el compostaje es un tratamiento aeróbico, es decir, en presencia de oxígeno, que no genera metano (componente principal del famoso biogás).
La confusión entre los impulsores del proyecto parece ser total.
Un diseño basado en información mal interpretada
Pero esto no es todo. El documento supone que el porcentaje de residuos orgánicos (restos de comida principalmente) es de entre el 50 y el 60% de lo que llega al relleno. Esto representaría 80 t/día de residuos orgánicos (o 70 t/día en p. 52, como si fuera lo mismo). Por otro lado, supone que “si a esto le sumamos el orgánico generado en las empresas agroalimenticias (chacinados, feedlot, criaderos de cerdos, etc.), se puede dar respuesta a más de 150 toneladas diarias generando energía directa para inyectar en la red” (p. 29). Las bases de ese cálculo de 70 toneladas que proveerían las empresas no se explicitan. Tampoco se explica quién pagaría el costo logístico de transportar a la planta de biodigestión 70 toneladas de residuos cada día desde distintos puntos de la ciudad (o del Partido de Tandil).
Para el cálculo de las toneladas provenientes de los RSU, se toma como referencia de la composición un estudio que realizamos desde el CINEA (Facultad de Ciencias Humanas UNICEN). Se copia y pega un gráfico de una presentación que realicé (sin referenciar, para variar). Pero esos resultados, además de tener varios años (son del 2017), son de lo que se genera sólo en los HOGARES, que es menos de la mitad de los RSU que llegan al relleno, como mostramos en nuestro estudio. Caracterizaciones de los RSU en sitios de disposición final realizadas en 2019 por el OPDS (actual Ministerio de Ambiente) en 12 localidades de la Provincia, obtuvieron como resultado entre 30 y 40 % de restos de comida. Con lo cual la estimación de 80 toneladas puede estar muy errada.
Podríamos seguir señalando errores y horrores del documento en lo que refiere a la descripción de la tecnología a implementar. Pero entendemos que lo que realmente está en discusión es el terreno en donde se ampliará el relleno. Es lo único que seguro se va a hacer, porque el relleno actual no da para más.
La ampliación del relleno: lo que realmente importa
Del análisis del expediente surge que recién en 2022 comenzaron a evaluarse 4 terrenos colindantes o cercanos al predio actual (las imágenes de Google Maps son 2022). Se evalúan favorablemente 2 de esos lotes: uno contiguo al predio actual y otro contiguo a este (a 300 metros del predio actual). El predio contiguo se descarta porque los propietarios solicitan un precio muy elevado.
Es importante destacar que, pese a los serios problemas de la planta de tratamiento de lixiviados y de la contaminación del arroyo Langeyú que hemos evidenciado y denunciado, la ampliación estudiada no prevé una mejora de esta situación. Se propone en todos los casos conectar las nuevas celdas al sistema de tratamiento actual, sin cambios.
Por razones que no se explican, no se incluyeron las conclusiones del informe técnico del geólogo que realizó el estudio de suelos del predio elegido. Sin embargo, se incluyó el Estudio de Suelos completo del año 2014, correspondiente al predio actual, sin que se entienda para qué.
A mediados del 2022, ante la falta de información pública al respecto, comenzaron los trascendidos periodísticos de que se estaba negociando una permuta de tierras para la ampliación del terreno y luego de que el terreno seleccionado no tenía las características necesarias. En una entrevista que dio a Radio Voz el 12/09/22, al ser interrogado sobre estos trascendidos, el Dr. Lunghi admitió que había roca en una parte del predio de 10 hectáreas. Esto motivó la presentación de una Nota N° 135832 al Intendente firmada por más de 40 personas -la mayoría científicos de la UNICEN- y un pedido de acceso a la información pública -N° 135834 del 05/10/22- que aún no fueron respondidas.
Sabemos por lo que sí incluye el expediente y por declaraciones radiales del autor del estudio que el predio elegido tiene afloraciones rocosas en varios lugares. Esto implica una complejidad ambiental incuestionable para la instalación de un relleno sanitario en ese predio, especialmente por el riesgo de contaminación del agua subterránea. También otras complicaciones quedaron evidenciadas:
Ausencia de barrera natural adecuada en el suelo en gran parte del relleno, incluso con formación rocosa prácticamente a la vista o a 1 o 2 metros
Topografía elevada, con una zona central más alta y una de las pendientes hacia la Ruta 226
Napas altas, al igual que en el terreno en donde se encuentra emplazado el actual relleno sanitario
Este tema es crítico y se pretende avanzar sin licencia social (ni experta), sin evaluación de riesgos ni planes de contingencia.
Figura 4: Imagen satelital de noviembre del 2022. Se ve como toda la superfiice del relleno ya fue utilizada. También se ve que los desbordes de lixiviados que terminan en el Langeyú continuan. Fuente: Google Earth
Más allá de esto, vale la pena preguntarse si tiene sentido continuar en ese lugar si los otros terrenos vecinos no son aptos o no son adecuados. ¿Qué sucederá cuando dentro de 5 años haya que ampliar nuevamente el relleno?
Consideraciones finales
En la última sesión del Concejo Deliberante, Mario Civallieri explicaba que se estaba realizando la evaluación de impacto ambiental del proyecto. Uno se pregunta ¿Sobre la base de qué descripción técnica? ¿De esto que analizamos acá? No parece posible. Por las dudas, en el Concejo se presenta el anteproyecto como “absolutamente sustentable desde el punto de vista ambiental” ¿No saben que para evaluar la sustentabilidad ambiental se necesitan datos concretos? Pareciera que no lo saben y que no les importa. Hay un desprecio por el conocimiento científico que es evidente.
Por esto, da pena que en una ciudad que cuenta con una Universidad como la UNICEN, con publicaciones internacionales en gestión inclusiva de RSU, con implementaciones concretas en captura de biogás, con especialistas reconocidos en compostaje, etc., se presente a la Provincia de Buenos Aires un proyecto que supone una composición de residuos sin fundamentos, que malinterpreta la información generada y que confunde la captura de biogás del relleno con la generación de biogás en biodigestor y con la gasificación y hasta con el compostaje (todas tecnologías que no tienen nada que ver).
Que, además, propone una recuperación de materiales en destino y a cargo de USICOM S.A., menospreciando el trabajo que vienen realizando tanto la Cooperativa de Recuperadores (y antes, las familias recuperadoras), así como las asociaciones civiles como el Taller Protegido o CIANE, que fueron quienes impulsaron los Puntos Limpios municipales.
Que no dedica una sola línea al futuro de las decenas de familias que viven de lo que recuperan cada día en las pilas del relleno sanitario.
Y no es que consideremos que la respuesta o solución tenga que venir de la Universidad. Como ya lo repetimos muchas veces, es necesario trabajar junto a las organizaciones que ya están involucradas en la gestión de residuos, junto a lxs ciudadanxs y a los tomadores de decisiones. Sin embargo, se hace perder el tiempo a todas las personas que participan en las reuniones de la Mesa del ABC que no llegan (ni apuntan) a ningún lado. Y, lamentablemente, uno va perdiendo las esperanzas y al mismo tiempo las ganas de dedicar su tiempo, esfuerzo y conocimientos.
Pero no podemos dejar de pedir respeto. Que nos respondan los pedidos de acceso a la información pública, que en la mayoría de los casos son insumos fundamentales para la creación de conocimiento que mejore la calidad de vida de las personas más humildes, para la publicación de artículos en revistas científicas, es decir, para llevar adelante nuestro trabajo.
La falta de seriedad con la que se aborda un tema tan importante nos deja perplejos. El relleno sanitario es y será un pasivo ambiental de extrema complejidad. Reiteramos que es necesaria una evaluación integral de los impactos pasados, actuales y futuros sobre la flora, la fauna y los recursos hídricos superficiales y subterráneos. Que es necesario considerar en los escenarios que se plantean a las personas que cada día recuperan materiales de las pilas de residuos para sustentarse (clasificando y vendiendo o directamente comiendo de lo que encuentran).
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