Por Luciano Villalba
Hace unos días se hizo público un nuevo caso de algo que parece que en Tandil es moneda corriente: alguien vende material de en un terreno, quedándole una cava; luego contacta una o varias empresas de privadas de contenedores, quienes descargan ahí los residuos que juntan, hasta rellenar la cava.
Reflexionemos primero sobre el hecho y los actores involucrados. El que vendió la tierra o algún mineral o tosca que tenía su terreno, se benefició de la venta y luego se ahorró la compra y traslado del material para rellenar. La empresa de contenedores cobró por su servicio a un vecin@ y luego, en lugar de pagar la descarga en el relleno sanitario, no pagó nada o muy poco para descargar en la cava.
¿Fue todo beneficio entonces? Claro que no. La disposición de residuos de manera descontrolada, en verdaderos basurales a cielo abierto como ocurre cada vez que alguien rellena una cava así, perjudica a todos los tandilenses, muy particularmente a las generaciones futuras (más abajo te explicamos por qué). Es decir que, para analizar esta situación, nos faltaban tener en cuenta a los ciudadan@s de Tandil, actuales y futuros. Pero ahora veremos que nos falta también tener en cuenta otro actor fundamental.
La disposición de residuos de manera descontrolada, en basurales a cielo abierto, como ocurre cada vez que alguien rellena una cava así, perjudica a todos los tandilenses
Para entender esto, primero tenemos que pensar qué residuos se disponen en los contenedores y por qué. Rellenar una cava con material inerte (que no va a reaccionar con el ambiente), como pueden ser la mayor parte de los escombros provenientes de demoliciones u obras en general, puede realizarse si existe una trazabilidad adecuada de esos materiales. Incluso, disponer materiales inertes en el relleno sanitario sería malgastar una tecnología que nos cuesta muy caro.
Pero cualquiera que mire con atención sabe que, en Tandil, los contenedores se llenan de residuos electrónicos, residuos domiciliarios, residuos voluminosos, tarros que contuvieron o contienen sustancias peligrosas, en fin, de todo. ¿Por qué? Porque la mayoría de los vecinos de Tandil no tienen la posibilidad de darle un destino adecuado a esos residuos. Muchas ciudades tienen circuitos diferenciados para los residuos voluminosos, por ejemplo. Es el caso de Tapalqué, acá cerca, y de tantas otras. Tampoco ocurre lo mismo con los residuos electrónicos, que no deberían ni siquiera ir al relleno sanitario, mucho menos a una cava. Finalmente, podemos decir que en los contenedores se depositan todo tipo de residuos porque el Municipio de Tandil decide no regular la actividad de los contenedores y hacer la vista gorda ante un problema que puede ser muy grave. Cuan grave no lo sabemos porque, como tantas otras cosas, no se mide.
Anotemos entonces también un actor fundamental involucrado en estas situaciones, que, en su ausencia deliberada, permite que esto suceda: el Municipio de Tandil.
¿Por qué es peligroso para tod@s que estos residuos se dispongan en cavas?
Cuando los residuos se disponen en cavas, suceden varias cosas. Primero, la proliferación de roedores y otros transmisores de enfermedades, siendo esto un riesgo para la salud. Segundo, se afecta el paisaje, una parte fundamental de la calidad de vida. Tercero, dependiendo del tipo de residuos que se tiren, existen altos riesgos de contaminación del suelo y del agua subterránea. Esto sucede porque los residuos enterrados en dicha cava están muchas veces en contacto directo con las napas freáticas (esto depende del nivel variable de la napa y de la profundidad de la cava) y/o generan lixiviados que, al no haber una capa protectora como sí lo hay en el relleno sanitario, pueden filtrar hasta alcanzarla. En la figura se explica este mecanismo.
Esto implica que, en aquellos lugares donde se rellenaron cavas con residuos de manera descontrolada, existe un pasivo ambiental que puede ser muy importante. Las cavas muchas veces tienen hasta 20 metros de profundidad. En un terreno de 300 m2, como fue un caso denunciado en 2017, el volumen de residuos ahí depositados antes de que se rellene el faltante con tierra, superaba fácilmente los 2000 m3.
El agua es un recurso precioso. La salud es un recurso precioso. El paisaje es recurso precioso. El relleno sanitario es un recurso precioso. Necesitamos que el Municipio deje de ser cómplice de esta situación que pone en riesgo la salud y el ambiente y dilapida nuestros recursos.
Desde la Mesa GIRSU presentamos un proyecto de ordenanza para regular esta problemática. Lamentablemente para nosotros y para tod@s l@s tandilenses, el proyecto ha sido -hasta ahora- ignorado.
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